História

Unión de fallas:

Nos encontramos en el centro de la ciudad, más concretamente en el barrio de «El Mercat». Es aquí donde situamos a las comisiones de las fallas de nuestra historia. Dos fallas centenarias creadas en 1881 y 1917. Estas comisiones son las antiguas: Falla Na Robella – Ángeles – Maldonado y Falla Plaza San Gil.

Llegaron a ser dos de las fallas más importantes de nuestra fiesta hasta los años 80, cuando se comenzó la modernización de la zona del mercado central. A partir de entonces, estas comisiones comenzaron a verse mermadas en volumen de falleros, aunque a pesar de ello, estas comisiones continuaron su actividad con cambios de directivas, altibajos económicos, cambios de ubicación donde situar la falla, falleros que iban falleciendo o simplemente causando baja… Pues aquí, en el año 1995 es donde comienza lo que fue un proceso largo y costoso. Una serie de reuniones que serían tensas y complejas y en las que no se cedería a cambio de nada. Ambas comisiones dispuestas a todo por seguir adelante haciendo falla…

 

Comienzan los contactos…

Cuando en 1995 las fallas de Linterna – En Gil (antigua Plaza San Gil) y de Na Robella – Ángeles – Maldonado cambiaron de dirección, comenzó una gran inquietud ya que ambas comisiones habían sufrido una gran merma en su censo fallero y nuestro barrio se estaba convirtiendo en una zona de trabajo más que de «vivencia». Esta inquietud fue la de comenzar a entablar conversaciones con una de las fallas vecinas para realizar una unión de fuerzas y de esta manera seguir haciendo falla. Las fallas de Linterna y de Na Robella no se buscaron entre sí inicialmente, pues había más comisiones que podrían estar interesadas y ambas comisiones buscaron lo que más le interesaba a cada una de ellas. Cuando se toparon en el camino, parecía que ambas comisiones saldrían beneficiadas en este proceso de unificación, pues la falla de Linterna tenía un censo de 60 falleros y por aquel entonces (en esta zona), era un número considerable de falleros y por otra parte Na Robella con tan solo 35 falleros, poseía una de las demarcaciones más grandes del centro, en la que se incluye la avenida del Oeste.

 

Primeras conversaciones…

Las conversaciones para poder realizar la unión de las comisiones se les encargaron a varios componentes de cada una de las comisiones y se realizaron en lugares neutros para así garantizar y mantener el respeto entre comisiones y el «juego limpio». Tras varias reuniones, se comenzaron a concretar detalles de lo que sería un preacuerdo de unión, entre los que se pretendía reconocer la trayectoria que ambas comisiones habían tenido en su historia, así como su nombre, cuál sería la sede social de la nueva comisión, nueva demarcación conjunta, continuidad de los nombres de las comisiones, lugar donde se plantarían las fallas, directiva de la nueva comisión… además de muchos otros puntos. Hacia el año 1997, parecía que todo iba a resolverse de la mejor manera posible, pero al trasladar los acuerdos a las respectivas comisiones por parte de las personas encargadas de cada una de las comisiones, los falleros no accedían a algunas de las cuestiones acordadas por parte de los falleros encargados en mantener las relaciones entre las fallas por lo que se continuaría negociando (es muy complicado satisfacer en todo a todas las partes).

Nos acercamos al final…

Las negociaciones siguieron efectuándose regularmente, pero a medida que seguía pasando el tiempo, las comisiones continuaban cayendo en cantidad de falleros y parecía que el final de ambas estaba cada vez más cerca. Hasta que, al año siguiente, en 1998, se alcanzó un acuerdo de fusión que podría contentar a ambas comisiones. Al trasladar estos acuerdos a las comisiones, ambas aceptaron prácticamente todo el acuerdo en el que se dijo cual sería el nombre de la nueva comisión y se dijo que el nuevo escudo, sería una unión de ambos.

Por fin, lo que había comenzado hacía ya más de 5 años había llegado a su fin. En el ejercicio de 1998/1999 las comisiones formalizaron los acuerdos, los cuales se presentaron a la Junta Central Fallera para su aprobación y a su vez, a la asamblea de presidentes de falla para que lo ratificaran. Los presidentes y directivas de ese año 1999 de ambas comisiones vieron cumplirse esa idea que comenzó en 1995 con la despoblación del barrio y de sus fallas.

Reto conseguido e ilusiones renovadas…

El nacimiento de la nueva comisión de falla se concluye en el ejercicio 1999/2000 cuando todos los órganos de la fiesta aprueban la que ya es la primera fusión de dos comisiones en la época moderna de las fallas y que adoptará el nombre de Linterna – Na Robella – Avda. del Oeste. Los primeros años no fueron fáciles, ya que como era de esperar, los componentes de ambas comisiones debían aprender a desprenderse de la idea de que su falla, en la que habían crecido, ya no existía y que la nueva comisión era otra compuesta por varios ideales falleros. Para muchos falleros/as fue un proceso complicado, ya que ahora al ser una sola comisión, había muchas ideas y costumbres que no «casaban». A pesar de estas desavenencias, la convivencia con el tiempo se fue asentando y pasamos a ser como una nueva familia. No es fácil ni rápido este proceso de fusión, ya que todos queremos que perdure todo lo que tenemos, pero como hicieron en su momento los que son y serán los padres de nuestra comisión, a veces hay que ceder en aspectos de los que no nos gustaría desprendernos para así poder llegar a mantener aquello que más queremos. La mejor prueba de esto sería que en el ejercicio 1999/2000 nuestra comisión contaba con 60 falleros aproximadamente y hoy tras 20 años desde que se realizara esta fusión, la comisión ha crecido hasta llegar a estar en la sección de plata de las fallas (Primera A) y cuenta con un censo de más de 240 falleros y falleras entre adultos e infantiles.

Gracias a aquellos que sacrificaron aspectos de un acuerdo que debía ser aprobado por muchas partes, hoy somos una de las fallas más potentes de la ciudad.